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La dulce espera de Martina

La primera “Cordocentesis: Transfusión intrauterina a nivel del cordón umbilical” realizada en Bolivia, se logró con los equipos adecuados y un personal humano capacitado

Durante nuestros 40 años de vida institucional, nuestra unidad de neonatología ha visto nacer a una gran cantidad de bebés. Cada uno de esos nacimientos tiene una historia única que ha dejado gran enseñanza en los corazones de nuestros médicos y enfermeras, como es el caso de Martina.

Julio Cesar Guzmán y su esposa sufren de Incompatibilidad RH, lo que indica que sus tipos de sangre no son compatibles y puede producir anemia al bebé durante su desarrollo en el vientre de la madre por lo que necesitó una atención especializada.

“Gracias a Dios, haciendo las averiguaciones correspondientes y visitando a médicos amigos, logramos tener varias referencias y llegamos a una que, como nosotros decimos, fue como caído del cielo, al doctor Arturo Saunero, que más allá de ser una calidad de persona inmensa es un profesional que nos brindó muchísimo apoyo en la parte emocional, lo que fue muy importante sobre todo para mi esposa, y en darnos la tranquilidad de que este procedimiento se podía hacer, ya que el anteriormente ya lo había realizado en Venezuela”, expresó Julio Cesar Guzmán, papá de Martina.

A partir de las 20 semanas los controles fueron más rigurosos para finalmente realizar la primera transfusión de sangre a Martina en quirófano. La clínica puso a disposición todo lo necesario para poder realizar la primera Cordocentesis en Bolivia, lo que, por tratarse de un procedimiento invasivo, podía desencadenar en una hemorragia u ocasionar el nacimiento repentino de la bebé.

“Cuando entré al quirófano tenía mucho miedo y me encontraba nerviosa, pero en todo momento el doctor Saunero y el doctor Ricardo Carazas, estuvieron a mi lado, informándome sobre cada detalle”, indicó la mamá de Martina.

Si bien el proceso fue agotador, tanto física como mentalmente, sobre todo para la madre, los médicos especialistas recomendaron una cuarta trasfusión, la cual fue un éxito, y permitió que el nacimiento de Martina se lleve a cabo a las 34 semanas y 5 días.

Si bien se superó la expectativa de tiempo para nacer, aún era muy pequeña por lo que requirió permanecer en la clínica bajo los cuidados de un equipo especializado las 24 horas, hasta el día que finalmente pudieron llevarla a casa.

“No me alcanzan las palabras para agradecer a todos los profesionales que participaron de todo el procedimiento, a todas las personas que estuvieron con Martina les debemos mucho, porque fue un trato impecable”, dijo Lucía Durán y agregó “Martina estuvo muy bien cuidada”.