El cuadro de Mónica Fuchtner no era alentador. Sufría de una grave neumonía, sus dos pulmones estaban tomados y tenía una profunda trombosis venosa, todo esto, como parte de la lucha que su cuerpo libraba intensamente contra el COVID-19.
Pese a este cuadro, que derivó en su directa internación en la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica, la señora Mónica no tuvo necesidad de ser intubada. De hecho, sólo permaneció en la UTI por espacio de una semana, tiempo en el cual la crisis de salud no sólo fue controlada por el equipo médico de la clínica, sino que fue revertida hasta el alta médica final de la paciente. “No me intubaron porque los médicos actuaron rápidamente”, dijo la aliviada paciente.
“Doy gracias a Dios, a la virgen y a la Clínica Foianini, ya que su plantel médico y de enfermería me trató con un cariño muy grande y nunca me dejaron sola. Siempre me sentí apoyada. Les digo a las personas que se cuiden y que cualquier síntoma que sientan, acudan al médico”, concluyó la señora Fuchtner.
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