“Ha sido otra oportunidad de vida dada por Dios”. Así define José Quiroga el que quizás haya sido el momento más difícil de su vida. Y es que José Quiroga es de aquellos testimonios para celebrar. De esos triunfos de la vida que, pese a los años y a los riesgos de complicación por algunas enfermedades de base, hoy pueden ser contados en primera persona.
En marzo pasado, este paciente de la tercera edad ingresó a la clínica con un cuadro clínico complicado debido a que había contraído COVID-19 en un viaje al exterior del país, situación que obligó a su ingreso inmediato a la Unidad de Terapia Intensiva, donde tuvo que ser intubado y sometido a un coma inducido a fin de preservar su sistema neurológico.
La tarea no fue fácil, ya que por delante esperaban 60 días de paciencia y constancia para que el tratamiento recomendado por el equipo médico de la Clínica rindiera sus frutos.
“No es una mentira el coronavirus, no hay que subestimarlo y no hay que automedicarse”, dice quien luego de dos meses de internación, tiempo en el que contó con todo el respaldo médico de la clínica, pudo ser dado de alta para seguir disfrutando de la vida.
Durante ese tiempo la familia Quiroga siempre se mantuvo fuerte y confió en que José estaba en buenas manos. “Gracias al grupo de profesionales de la Clínica a cargo del Dr. Esteban Foianini, al grupo de enfermería, al grupo de fisioterapia, a la nutricionista y al apoyo que brindan, no sólo clínico, sino por la calidad humana de todo el personal”, sostiene Quiroga.
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